Más trabajo, ganancias y productividad: si la producción italiana emigra, comienza a ganar. Las marcas que se han mudado al extranjero no pierden su identidad nacional. Según el estudio, las empresas italianas, adquiridas por corporaciones multinacionales, comienzan a desarrollarse mucho más activamente.
En los últimos diez años, casi 500 empresas italianas han pasado a manos de propietarios extranjeros, mientras que han aumentado el empleo, la productividad mejorada y las ganancias.
Y todo esto, sin perder la identidad nacional. Un ejemplo: Valentino hoy pertenece al emir de Qatar, pero todos siguen creyendo que esta marca es exclusivamente italiana. Los estereotipos universales se rompen en un estudio realizado por la asociación de investigación italiana Prometeia.
Se cree ampliamente que tan pronto como la marca históricamente establecida Made in Italy "cambia la ciudadanía", inmediatamente pierde valor (y empleos) para la economía italiana.
Por supuesto, hay algo de verdad en esto, pero al mismo tiempo lo contrario es cierto. Según el estudio de Prometeia, "El impacto de la adquisición extranjera en las actividades de las empresas italianas", desde finales de los noventa hasta la actualidad, las empresas adquiridas por corporaciones extranjeras han alcanzado tasas bastante altas: sus ingresos están creciendo a una tasa promedio de 2.8% por año; tasa de empleo: en un 2%; productividad - en 1.4%.
"Al convertirse en parte de grupos transnacionales", dice el informe, "esas empresas no solo aumentaron las ventas al ingresar a nuevos mercados, o mejoraron la productividad al introducir sistemas de gestión laboral más avanzados. Es mucho más importante que la transferencia al control extranjero no conduzca a "aumento del desempleo. Por el contrario, por regla general, los nuevos ingresos en efectivo y la expansión de la producción requieren un aumento en el número de trabajadores".
Cabe agregar que las grandes corporaciones multinacionales a menudo gastan grandes sumas en diversas investigaciones científicas e innovaciones (un área en la que Italia ha invertido mucho menos durante muchos años que Alemania o Francia). Su participación en el panorama general del país es de aproximadamente el 24%, a pesar de que solo alrededor del 7% de todos los recursos laborales italianos trabajan para ellos. Y una cosa más: las empresas transnacionales lograron alcanzar el 16,4% del volumen total de producción en el país y el 13,4% del valor agregado.
Por lo tanto, la transferencia de propiedad no necesariamente conduce a una disminución en el sistema de producción. Por el contrario, a nivel global, la capacidad de una empresa para atraer inversiones del exterior es una condición necesaria para la competitividad.
Es suficiente recordar que si en 1990, al comienzo de esta transformación económica global, la inversión extranjera directa ascendía a aproximadamente 1/10 del PIB mundial, hoy han alcanzado casi un tercio de ella.
Y, por otro lado, más de la mitad de las exportaciones chinas se componen de productos fabricados por empresas transnacionales en China. Cualquiera que decida atraer inversión extranjera a su territorio tiene más probabilidades de ganar en una guerra de mercado.